¿Tienes un iPhone que no funciona y estás a punto de tirarlo a la basura? Espérate dos minutos, o lo que te lleve leer este post, para tomar conciencia.
Ya es innegable: la emergencia climática está declarada. Nuestros mares tienen los días contados. Cada año nuevas especies se suman a la lista de “animales en peligro de extinción”.
Regiones donde antes abundaban los ríos, que crecían gracias a las lluvias, amenazan con convertirse en zonas áridas, completamente áridas. Mientras los amos del mundo discuten en Madrid, en la “Conferencia sobre el Cambio Climático”, acerca de qué se debería hacer para frenar lo que parece ser la sentencia a muerte de nuestro planeta, las compañías mienten.
Y no hay que tener miedo de decirlo. Apple miente. Se ubica a la derecha de Dios, el dios del dinero, y se llena la boca hablando de todas las medidas que toma en el nombre de la sostenibilidad.
¡A otro con el cuento!
En una entrevista al medio “The Independent”, Lisa Jackson, vicepresidenta de medio ambiente, políticas e iniciativas sociales de Apple, habló sobre cómo los diseñadores de productos de Apple siempre están buscando formas de mejorar sus diseños en referencia al impacto ambiental y cómo mejorarlo.
¿Por qué no habla de por qué cada día resulta más caro arreglar los iPhones estropeados o arreglar una pantalla rota?
La respuesta es simple. Porque la cadena de consumo nos envía directa e inexorablemente a comprar un nuevo dispositivo.
¿Y a dónde van a parar todos esos móviles que caen en desuso? Pasan a formar parte de uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad. La basura electrónica.
Entonces, señores de Apple, ustedes tienen un doble discurso, y se olvidan claramente de uno de los principios de sostenibilidad más básicos, que hasta los niños de seis años reconocen. El principio de las tres “R”, reducir, reutilizar y reciclar.
No reducen los efectos sobre el medio ambiente que producen los deshechos electrónicos, al no facilitar el arreglo o reparación de móviles. Producen equipos que son “pan para hoy, hambre para mañana”. Nos hacen esclavos del consumismo. “Creado para durar poco”.
Hablan sobre material reciclable, mientras permiten y estimulan el desecho de dispositivos, que podrían ser fácilmente arreglados y reparados para ser reutilizados.
Por eso, Apple tiene un compromiso ambiental, bajo ciertas condiciones. Y esas condiciones solo tiene un nombre y un apellido. Don Dinero.
Han inventado un nuevo principio de la las tres “R”.
- Reducir. Nuestras posibilidades de seguir utilizando dispositivos, por los que además, en su momento hemos pagado cientos de euros.
- Reemplazar. Un nuevo dispositivo por uno nuevo, ante la menor falla.
- Rechazar. Hasta la más mínima posibilidad de reparación de un móvil, porque “conviene más comprar uno nuevo, que arreglar el viejo”.
El problema de la basura electrónica
Cuando China prohibió 24 tipos de residuos sólidos, países como Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Japón se dieron cuenta de que tenían un gran problema.
Porque hasta ese momento, China aceptaba el setenta por ciento de los desechos electrónicos del mundo. Ordenadores, móviles, impresoras, televisores, microondas, detectores de humo y otros equipos electrónicos y piezas desechadas.
Después de que China dejara de aceptar esta basura electrónica debido a la preocupación por su medio ambiente, Europa y América del Norte comenzaron a enviar más al sudeste asiático. Así que, ahora les tocaba el turno a Vietnam y Tailandia, cuyos puertos ya se han visto desbordados, y ahora también están frenando los desechos electrónicos importados.
En 2016, la población mundial desechó 49 millones de toneladas de desechos electrónicos. Equivalente a unas 4.500 torres Eiffel. Se estima que para el año 2021, ese número crecerá a más de 60 millones de toneladas.
Mientras tanto, la vida útil de los dispositivos se está acortando. Muchos productos se tirarán una vez que se agoten sus baterías, para ser reemplazados por nuevos dispositivos.
Las compañías abogan por la obsolescencia programada de sus productos, actualizando el diseño o el software y eliminan el soporte para los modelos más antiguos. De modo que ahora es generalmente más barato y más fácil comprar un producto nuevo que reparar uno antiguo. Mientras tanto, las compañías continúan beneficiándose de las ventas constantes.
Pero en medio de todo este circo económico, está nuestro derecho, que intentan pisotear. El derecho a reparar. Puede que no esté escrito en la constitución, pero créeme, tú y yo debemos defender el derecho a reparar tanto nuestros ordenadores como nuestros móviles.
Porque cuando hablamos de reciclaje, hablamos de la posibilidad de reparar y reutilizar los dispositivos que tenemos.
Entonces, tanto Apple como sus competidores deberían luchar por una economía circular, que tenga como objetivo mantener los productos y todos sus materiales en circulación al máximo valor en todo momento o durante el mayor tiempo posible.
¿Cómo la industria electrónica podría avanzar hacia una economía circular?
Analicemos por un instante la siguiente situación. Cuando compras un móvil a plazos, la empresa recupera el coste de fabricación de ese dispositivo en primer lugar. Pero al final del contrato, te quedas con un móvil que básicamente no vale nada, que has tenido que pagar todo ese tiempo y no puedes hacer nada con él. Ese es un modelo defectuoso.
Pero imagina un sistema donde el proveedor o el fabricante retienen la propiedad del dispositivo a través del contrato, para que los clientes paguen una tarifa mensual más baja y puedan devolver el dispositivo para una actualización. El valor podría recuperarse en forma de piezas para remanufacturar o materiales para reciclar, y los clientes seguirían recibiendo sus actualizaciones.
Pero, ¿este tipo de economía le convendría a Apple? Evidentemente no.
Lo mejor que podemos hacer es resistirnos a comprar un nuevo dispositivo hasta que realmente lo necesitemos. Si es posible, debemos intentar reparar nuestro dispositivo, y, si no se puede arreglar, reciclarlo de manera responsable.
Mientras tanto, antes de tirar tu antiguo modelo de iPhone a la basura, detente un segundo a pensar. ¿Puede tener arreglo? Si es así, no caigas en la trampa del consumismo, y piensa en nuestro planeta, que de verdad, está en tiempo de descuento.
Porque el día que la Tierra exhale su último suspiro, ya no quedará tecnología de última generación. Porque sencillamente, no quedará nada.